Bogotá D. C., 11 de Junio de 2025 – Oficina de Comunicaciones HUN -
Aneurisma cerebral: ¿un dolor de cabeza común o una señal de alerta vital?
Un dolor de cabeza repentino, intenso y diferente al habitual podría ser mucho más que una molestia pasajera. Aunque países como Japón o Finlandia presentan una mayor incidencia de aneurismas cerebrales, sus tasas de mortalidad son más bajas gracias a sistemas eficaces de detección, atención oportuna y tecnología avanzada. En contraste, en Colombia, donde la incidencia es menor, la mortalidad es más elevada.
“Desde el HUN propusimos los primeros estándares clínicos para el manejo de la hemorragia subaracnoidea aneurismática en Colombia”, afirma el Dr. Cristhian Rincón, líder clínico en este proceso. Su objetivo es mejorar la atención integral y reducir la carga de esta enfermedad que, aunque muchas veces es silenciosa, puede ser letal cuando se manifiesta.
Un aneurisma cerebral es una dilatación anormal en la pared de una arteria del cerebro, similar a una ampolla o “globo” que crece gradualmente. “Esa deformación se produce en una zona debilitada del vaso, y como un globo inflado, puede romperse si la presión sigue aumentando”, explica el Dr. Cristhian Rincón, neurocirujano del Hospital Universitario Nacional de Colombia (HUN) y docente adjunto de la Facultad de Medicina UNAL

Mientras no se rompa, el aneurisma suele no generar síntomas. Sin embargo, si se revienta, provoca una hemorragia subaracnoidea, una de las emergencias neurológicas más graves, con una tasa de mortalidad que puede alcanzar el 50 % en los primeros 30 días.
¿Por qué se forman los aneurismas?
El desarrollo de aneurismas está asociado a factores genéticos, estructurales y de estilo de vida. Entre los factores no modificables están la edad (especialmente entre los 50 y 60 años), el sexo femenino y los antecedentes familiares. “En personas con dos o más familiares en primer grado con aneurismas, la prevalencia puede llegar al 12 %”, explica el Dr. Rincón. También se han identificado condiciones genéticas como el síndrome de Ehlers-Danlos y variantes como el polimorfismo G572C del gen de la interleucina 6.

Entre los factores modificables destacan la hipertensión arterial, presente en aproximadamente el 25 % de los pacientes y el consumo de tabaco. Incluso un aumento leve en la presión arterial puede elevar hasta en un 20 % el riesgo de ruptura del aneurisma.
“El estrés sobre los vasos, el daño en su revestimiento interno y la degradación de su estructura son mecanismos clave que favorecen la ruptura”, añade Rincón.
¿Cómo reconocer un aneurisma roto?
Los aneurismas no suelen dar señales hasta que se rompen. En ese momento, el principal signo de alarma es una cefalea súbita e intensa, conocida como “cefalea en trueno”, que los pacientes describen como “el peor dolor de cabeza de su vida”. Puede estar acompañada de vómitos, rigidez en el cuello, visión borrosa o doble, convulsiones, dificultades para hablar, pérdida de fuerza en alguna parte del cuerpo o incluso pérdida de la conciencia.

“Este tipo de dolor no se comporta como una cefalea crónica. Es abrupto, incapacitante, y puede dejar secuelas neurológicas graves o incluso causar la muerte en cuestión de minutos”, advierte el Dr. Rincón.
Frente a una sospecha de ruptura aneurismática, el Estándar Clínico Basado en la Evidencia (ECBE) del HUN recomienda realizar una tomografía de cráneo sin contraste dentro de las primeras seis horas desde el inicio del dolor. Si el resultado no evidencia sangrado y ya ha pasado más tiempo, se procede a una punción lumbar para detectar sangre en el líquido cefalorraquídeo.
“En regiones apartadas del país este protocolo es difícil de implementar”, reconoce el Dr. Rincón. “Por eso, lo ideal es que los pacientes con aneurismas rotos sean tratados dentro de las primeras 24 horas, ya sea mediante cirugía o por vía endovascular, según su condición clínica”.
En el HUN, cada año se manejan entre 30 y 40 casos, mediante técnicas endovasculares y quirúrgicas. Sin embargo, a nivel internacional se estima que deberían tratarse al menos 200 casos anuales, lo que revela deficiencias en el direccionamiento oportuno de los pacientes hacia centros especializados, una de las razones de la alta mortalidad en el país.

No todos los dolores de cabeza son iguales
“Un aneurisma puede ser silencioso, pero cuando se manifiesta, lo hace con una urgencia que no se puede ignorar”, concluye el docente.
La clave está en la conciencia ciudadana y el acceso a servicios especializados. Ignorar un dolor de cabeza súbito, intenso y distinto puede tener consecuencias fatales. Ante un síntoma así, lo más sensato no es esperar, sino buscar atención médica inmediata. Porque un dolor de cabeza, en algunos casos, puede ser una señal que está salvando una vida.
Por: fin/JGJ/