El ejercicio en la esclerosis múltiple puede traer múltiples beneficios como:

● Ayudar a mantener la fuerza muscular y la coordinación

● Mantener y aumentar la resistencia, ayudando a reducir la fatiga propia de la enfermedad

● Mayor flexibilidad y amplitud en los movimientos

● Ayuda a tener un mejor control de peso

● Reduce la capacidad de padecer estreñimiento

● Mejora la  función cardiovascular.

Investigaciones reportan que estos beneficios se hacen visibles cuando se hace ejercicio de forma moderada, considerando las limitaciones propias de cada persona con esclerosis múltiple.

Al momento de iniciar con el ejercicio se debe tener en cuenta las  pautas mencionadas a continuación:

● Comience con formas fáciles y simples de ejercicio

● Antes de cada sesión de entrenamiento, evalúe la sensación actual y elija una intensidad de entrenamiento adecuada.

● Haga de forma gradual el inicio, la frecuencia y la intensidad de la actividad física.

● No provocar  un cansancio excesivo y escucha atentamente las señales de tu cuerpo.

● Utilice la vestimenta adecuada

● No realice ejercicio con el calor del mediodía y asegúrese de tener disponibles elementos para refrescarse.

● Compensar la pérdida de líquidos.

Por otro lado, hay momentos en los que no se debería realizar actividad física, como cuando se presenta una infección aguda; esto se aplica a personas con y sin la enfermedad. El entrenamiento solo debe reanudarse después de que los síntomas agudos hayan disminuido. Durante una recaída aguda, la actividad debe reducirse, al menos mientras se administra los medicamentos para tratar las recaídas.

Sección esclerosis
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